Friday, May 12, 2017

Nicolás Fernández de Moratín

Flumisbo Thermodoncíaco

Don Nicolás Fernández de Moratín, alias Flumisbo Thermodoncíaco, murió el 11 de mayo de 1780. Había nacido en Madrid "de familia noble de Asturias" el 20 de julio de 1737. Se graduó en Leyes en Valladolid y durante un tiempo hubo de bregar con ellas; pero pudo abandonarlas al ser nombrado profesor de Poética en el Colegio Imperial de Madrid. En palabras de su hijo Leandro

Vivió en aquella medianía que tanto recomiendan los sabios: ni padeció las angustias de la pobreza, ni los estímulos de la ambición. Su templanza, su cortesía, su ingenio, su erudición, su carácter indulgente y sencillo, le adquirieron muchos y muy excelentes amigos en todas las clases del estado (...)

Y, aún joven, murió en Madrid, dejando un hijo que habría de proclamarse no indigno sucesor de nombre ilustre.

Escribió una comedia y tres tragedias al estilo neoclásico. También compuso poemas, como la oda A Pedro Romero, torero insigne, el mejor ejemplo de oda pindárica en nuestra lengua. Sus obras pueden encontrarse aquí y aquí. Entre ellas hay algunos celebrados epigramas, que ofrecemos al internauta curioso.



Burla y desprecia el joven

los juegos de los niños,

y el ya varón se rie

de lo que joven hizo.

Estos, al viejo insultan,

rezador y aburrido,

que en su dictamen terco

no se allana a sufrirlos.

Ninguno se retracta;

y yo, en discordia, digo:

que todos razón tienen,

que todo es desatino.

———



De imposibles Santa Rita

es abogada, y Filena,

con devoción muy contrita,

reza a la santa bendita

a fin de que la haga buena.

———



Anda, que con un indiano

se casa Marica Pérez;

pero es indiano que va,

que no es indiano que viene.

———



Ayer convidé á Torcuato:

comió sopas y puchero,

media pierna de carnero,

dos gazapillos y un pato.

Doyle vino, y respondió:

tomadlo, por vuestra vida,

que hasta mitad de comida

no acostumbro a beber yo.

———



Admiróse un portugués

de ver que en su tierna infancia

todos los niños en Francia

supiesen hablar francés.

"Arte diabólica es,"

dijo, torciendo el mostacho,

"que para hablar en gabacho

un fidalgo en Portugal,

llega a viejo, y lo habla mal;

y aqui lo parla un muchacho."

———



La calavera de un burro

miraba el Doctor Pandolfo,

y enternecido exclamaba:

"¡Válgame Dios! ¡Lo que somos!"

———



Pregúntasme, ya lo veo,

Camilo, por qué escribí

como el preste de Berceo;

respondo: "porque nací

entre el mar y el Pirineo."

———



El mundo comedia es,

y los que ciñen laureles

hacen primeros papeles...

y a veces el entremés.

———



Enojada estás, Dorisa,

y no obstante tu afición

más que nunca se divisa:

no te dé el cielo ocasión

por donde moverte a risa.

———

El texto impreso en "El Poeta" dice "aflicción", a lo que no encuentro sentido.



En Madrid un vizcaíno

admirado se quedó

cuando pequeñito vio

tanto muchacho doctrino.

Después de veinte años vino

y, como ellos se parecen,

más cuidados le merecen;

y espantado dijo a dos:

"Juras demonias a Dios,

que estos muchachas no crecen."

———



Me pienso yo el más feliz

de cuantos fueron y han sido

pues en suerte me has caído,

bizarra y bella Beatriz.

Humíllase mi cerviz

de muy buena voluntad

y te digo de verdad

que es mi gusto tan extraño,

que aunque me has caído en año

has de ser mi eternidad.

———



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