Humor y Amor

Aquiles Nazoa González nació en Caracas el 17 de mayo de 1920 en el seno de una familia de trabajadores. A los doce años de su edad hubo de abandonar los estudios para ganarse el pan; pero, de forma autodidacta, llegó a adquirir una extensa y variada cultura. Ejerció el periodismo, viajó por diversos países de América, simpatizó con la revolución cubana y con el comunismo (se dice que ingresó en el Partido), estuvo exiliado en Bolivia durante la dictadura de Pérez Jiménez, retornó a Venezuela, dirigió programas de televisión y finalmente vino a morir en un accidente automovilístico en la autopista de Caracas a Valencia el 25 de abril de 1976. No sabemos si sus deudos acataron su humorística voluntad:
Amor, cuando yo muera no te vistas de viuda,
ni llores sacudiéndote como quien estornuda,
ni sufras pataletas que al vecindario alarmen,
ni para prevenirlas compres gotas del Carmen.
Fue escritor ingenioso y correcto y buen conocedor del lenguaje popular. Amaba a los animales que solemos despreciar, como el cerdo:
Cochino, buenos días.
Cochino, ¿cómo estás?
¿Qué me cuentas, cochino?
¿Qué novedades hay?
¡Espera! No te asustes,
no te vengo a matar.
Acércate, cochino:
cochino, ven acá.
Quédate aquí echadito
sin gruñir ni roncar
y como dos amigos
vamos a conversar...
O el burro, al que canta en liras:
¡Oh burro, noble hermano!
Permíteme que ahora que me aburro
buscando un tema en vano
a modo de susurro
te dedique un pequeño Canto al Burro...
Merecería Nazoa ser más conocido fuera de su Venezuela natal; recomendamos al lector curioso que busque y lea Humor y Amor.
Abusando levemente del "derecho de cita", reproducimos aquí algunas de sus fabulillas y noticias.
Fábulas
A la fuerza bruta del toro
quiso imponer el loro
"la desarmada fuerza de la idea".
Y apenas comenzada la pelea,
aunque vertió sapiencia por totumas,
Del loro no quedaron ni las plumas...
Así muy noble, justa y grande sea,
si no tiene a la mano algo macizo
por sí sola, lector, ninguna idea
sirve para un carrizo.
———
Totuma: cierta vasija. Carrizo: referido a persona o cosa, que es digna de desprecio.
Para salvarse un día una cochina
del clásico leñazo
decidió disfrazarse de gallina
y se sentó a poner en un cedazo.
En eso el propietario, un viejo chocho,
quiso hacer un sancocho de gallina
y con apio, con yuca y con topocho
se comió a la cochina
———
Sancocho: guiso de carne con yuca y plátano. Topocho: fruta parecida al plátano.
Viendo una gallinita enfermo a un zorro,
acudió conmovida en su socorro.
Y lo trató tan bien,
que el zorro se curó en un santiamén.
Y el final fue que el zorro de este cuento
dio una fiesta exquisita
y celebró su restabecimiento
comiendo gallinita.
———
Por estimar que el hombre era su hermano
un tigre se metió a vegetariano.
Y un cazador que supo la cuestión
fácil muerte le dio con un tocón.
El vegetarianismo
no siempre le hace bien al organismo.
———
Noticias comentadas
Antier en La Culebra —pobrecito—
mordió una mapanare a un muchachito.
Y en esa misma fecha —antes de ayer—
corneó un toro en Toroy a una mujer.
Si usted, caro lector, vive en El Tigre...
¡Mejor será que emigre!
———
La Culebra, Toroy, El Tigre: poblaciones en Venezuela. Mapanare: Bothrops atrox. Especie de víbora americana.
Porque otra la llamaba "La Pelona"
tuvo un pleito una dama en Barcelona.
Y porque la apodaban "La Peluda"
tuvo otro pleito en Mérida una viuda.
En la casa, en la calle o en la tienda
a las mujeres no hay quien las entienda.
———
A un indio del Perú, ya en su vejez,
le salieron los dientes otra vez.
Falta ahora saber
si también va a salirle qué comer.
———
Como una maravilla
los alemanes dan
la noticia de un químico alemán
que descubrió una nueva mantequilla.
En cambio en Venezuela a cada rato
estamos descubriendo un nuevo queso
y excepto algún purista mentecato,
¡nadie se ocupa de eso!
———
Comerse un queso; Apropiarse, disponer alguien del dinero que tiene bajo responsabilidad o custodia, especialmente en la administración pública.
Un doctor en un congreso
ha salido con la historia
de que comer mucho queso
reblandece la memoria.
Así pues, sin más misterios,
queda por fin explicado
por qué en nuestros ministerios
hay tanto desmemoriado.
———
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