Sunday, March 26, 2017

El Conde de Rebolledo

Simplemente un superhombre

Don Bernardino de Rebolledo y Villamizar, Conde de Rebolledo y señor de Irián, murió en Madrid el 27 de marzo de 1676. Había nacido en León en el mes de mayo de 1597. A los catorce años de su edad comenzó a guerrear por tierra y por mar, en Italia y en el Mediterráneo, en Flandes y en Alemania; y siempre lo hizo con valentía, constancia y sagacidad. Como diplomático participó en los Congresos de Passau y Westfalia y en 1649 se hizo cargo de la Embajada de España ante el Rey de Dinamarca; también representó al Papa y al Rey ante las Cortes de Suecia y Polonia; influyó en la conversión de la reina Cristina de Suecia y la ayudó en su huida; y en 1662, cargado de riquezas y de honores, volvió a España. Acabó sus días retirado en un monasterio de Madrid.

Tradujo en verso castellano los Salmos, el Libro de Job y las Lamentaciones de Jeremías; escribió también en verso una historia de Dinamarca (las Selvas Dánicas); compuso un poema didáctico (la Selva Militar y Política) y aún muchas otras poesías de tema religioso, satírico, amoroso, o meramente de circunstancias. Sus obras fueron publicadas primeramente en 1650. La edición de 1660 puede encontrarse aquí: Ocios del Conde De Rebolledo. Rafael González Cañal publicó en 1997 una edición crítica, hoy agotada.



Epigramas

Don Bernardino fue brillante epigramista y como tal hubo de burlarse de médicos, escritores y demás gentes de mal vivir.

Señor doctor, aunque es cierto,

nadie creer ha podido

que hayáis de pocos huido

vos que tantos habéis muerto.

———



Viendo el duro ejecutor

de todo mortal suplicio

introducido en su oficio

sin cimitarra un doctor,

dijo: "No me ha de quedar

aforismo por saber;

a curar he de aprender

pues él se arroja a matar."

———



No de severo me arguyas

por no haberte referido

mis obras, que solo ha sido

por no escucharte las tuyas.

———



Deste poema, señor,

es la más cierta censura

que fue escribirle locura

y comentarle mayor.

———



Negro guante en blanca mano,

y guarnecida la frente

de una toca transparente

que cubre el cabello en vano;

con ademán soberano

rostro y talle descubiertos,

y con agrados inciertos

alegres ojos y esquivos,

son para matar los vivos,

no para llorar los muertos.

———



Eres cuidado después

que te cela tu marido

de cuantos desprecio has sido:

amante ingenioso es.

———



De adulador nos da indicio

quien vicioso te llamó,

que siempre te tuve yo,

Zoilo, por el mismo vicio.

———



Más sorprendentes son sus epigramas anticlericales:

En escrupulosa da

Clice, con extremo tal,

que en pecado venïal

un breve instante no está.

Infúndele tanto horror

la muerte síempre temida

que por dormir prevenida

duerme con su confesor.

———



Tus ruegos se lograrán,

Clori, sin cuidado tanto

si lo que pides al santo

pidieres al sacristán.

———



Clice, como acompañada

solo de padres te vi

inadvertido creí

que estabas deshaüciada.

Desmienten tus ojos bellos

este temor,y aun entiendo

que siempre te estás muriendo

y es que te mueres por ellos.

———



Clice, con tanto fervor

a la devoción te aplicas

que solo te comunicas

a tu padre confesor.

Suyos son tus regocijos,

y suyos son tus pesares;

temiendo estoy que si pares

han de ser suyos tus hijos.

———



Los predicantes (así eran llamados los pastores protestantes, aunque el DRAE lo olvide), no se libran de sus burlas:

De cierto mahometano

que en su protección tenía

un predicante decía:

"Este moro es buen cristiano."

———



Católica süedesa

favorece santa Elena

patria de la suya ajena

que otra religión profesa.

Y cuantas quimeras fragua

la incredulidad, desmiente

con milagro tan patente

como hacerles beber agua.

———

Encabezamiento: Hay en Dinamarca unas fuentes que llaman de Sta. Elena de Suedia, y concurre algunos días de fiestas señaladas gran multitud de gente a beber y bañarse en aquella agua, que hace admirables efectos. Los predicantes, que no los niegan, quieren poner en duda las virtudes de la santa.



Un predicante culpado

con rigurosa porfía

porque en su parroquia había

un jesuita enterrado,

a solicitud del precio

que no poco disputó,

indignado respondió

con desabrido desprecio:

"Son pesados vuestros modos,

y el proceder importuno,

no solo enterrar a uno

quisiera yo, sino a todos."

———

Encabezamiento: A una diferencia que hubo en Copenhague sobre el entierro del padre Enrique Vanderlinden, su confesor.



Las anécdotas de su vida también le inspiran:

Estimación singular

este retrato merece

y en lo que más se parece

es en no poder andar.

———

Encabezamiento: A un retrato que mandó hacer del autor el rey de Dinamarca, estando muy maltratado de gota.



Esa discreción ganada

por vuestra hermosa Lucrecia,

bien puede ser que sea necia

pero no será pesada.

Al tiempo la culpa echad,

que es tal la desatención

que pasa por discreción

toda leve necedad.

———

Encabezamiento: Enviando a un caballero una discreción que su mujer le había ganado.

"Jugar discreciones": Jugar por diversión o entretenimiento, sin que se atraviese interés alguno.



Vuelva mi selva real,

señor, aunque sin respuesta,

que es premisa manifiesta

de haber parecido mal.

Culpa mía original

ha sido siempre el errar

lo que más quiero acertar;

y de los reyes decir

puedo que los sé servir

mucho mejor que obligar.

———

Encabezamiento: Habiendo enviado la primera Selva Dánica a un amigo que no acababa de volverla.



Son muy curiosos los epigramas sobre asuntos "de actualidad":

Mal el de Guisa guisó

su tan cantada bravata:

fue gallo y capón volvió,

su cresta mordió la Gata,

y Castrillo le castró.

———

Encabezamiento: A la rota del duque de Guisa en el Reino de Nápoles, siendo virrey el conde de Castrillo y maestre de campo general Carlos de la Gata.



Si hay fecundos Serafines

digo que es un Serafín

la Reina, y el Camarín

el Rey de los Camarines.

———

Encabezamiento: A quien le preguntó qué le había parecido de la serenísima reina de Dinamarca y de la curiosidad de su camarín.

Don Bernardino admiraba grandemente a Sofía, la esposa del rey Federico de Dinamarca.



Esta de quien abomina

tanto el uno y otro gremio

si dice verdad de premio,

si miente de muerte es dina.

———

Encabezamiento: A la deposición que hizo en Copenhague Dina.

Dina Vinhofvers denunció en 1650 un supuesto plan del poderoso conde Ulfeldt para asesinar al rey de Dinamarca. Posteriormente se retractó. Fue decapitada por su falsa acusación.



De la ciudad de Siquén

fue Dina sangrienta parca,

y Dina de Dinamarca

lo procuró ser también.

Igual liviandad se arguya

mas con desiguales suertes:

causó aquella muchas muertes,

estotra solo la suya.

———

Encabezamiento: A la justicia que se hizo de Dina en Copenhage.

Se contraponen aquí las historias de Dina Vinhofvers, de una parte, y de Dina, hija de Jacob, de la otra, que fue violada por el príncipe de Siquén. y vengada por sus hermanos Simeón y Leví con la muerte a traición de todos los varones de la ciudad.



Lo que se puede juzgar

de Salmacio y de Miltón

es que hacen suposición

lo que debieran probar.

Y apuran sus locuciones

con desesperadas furias,

tan fértil este de injurias,

como aquel de exclamaciones.

Su verdad me persuadió

aunque su impiedad temí,

pues dicen ellos de sí

lo mismo que digo yo.

———

Encabezamiento: A los libros de Salmacio y Milton sobre las cosas de Inglaterra.

Aclara González Cañal que se alude a Claude de Saumaise, que escribió una apología del infortunado rey Carlos I de Inglaterra, y a John Milton —el autor del Paraíso Perdido—, que polemizó con él.



Lo que siempre han profesado

los holandeses han sido,

pues el mas justo tratado

han por el trato rompido

en que la paz han comprado

y a Dinamarca vendido.

———

Encabezamiento: A las paces que hicieron los holandeses con los suecos el año de 1660, sin atender a la confederación que tenían con Dinamarca.



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