Un aguijón liberal
Don Pablo de Jérica y Corta nació en Vitoria el 15 de enero de 1781. Durante nuestra Guerra de la Independencia vivió en Cádiz y La Coruña y, como exaltado liberal, escribió contra los serviles y polemizó con ellos. Por esta causa en 1814 hubo de buscar refugio en Francia; tras la sublevación de Riego pudo volver a la patria y fue alcalde de su ciudad natal, hasta que en 1823 el retorno del absolutismo le ocasionó nuevas persecuciones, a las que puso fin con su definitiva emigración a Francia. Allí se naturalizó, casó con una francesa y vivió como pacífico propietario hasta su muerte el 9 de marzo de 1841.
Su sobrino Ramón publicó en Vitoria en 1869 una edición de sus poesías, precedida de una pequeña biografía. El libro digitalizado se puede encontrar aquí.
Jérica escribió insoportables endechas y cosas similares en el estilo bucólico-pastoril del siglo XVIII que tanto me aburre. Pero donde brilla es en el epigrama, y en la fábula y el cuentecillo en verso.
Sus epigramas suelen estar escritos en "coplas castellanas" (ocho versos octosílabos que forman dos redondillas), aunque también usa otras estrofas como la quintilla y la octava real.
Antología
Este epigrama encabeza la edición de sus obras:Mi propósito
-Ya que me siento capaz,
escribiré sin reparo...
-Mira no te cueste caro
tu numen acre y mordaz.
-No, señor, ¡qué desatino!
¿Acaso hay uno que lea
sátiras que no las crea
hechas contra su vecino?
———
Empezaremos por los epigramas de tema literario. Aquí se burla de un mal traductor:
A un traductor de la Eneida
A Virgilio has traducido
en mal verso castellano.
¡Y nos dices muy ufano
que imitarle has conseguido!
Si el imitar a Marón
es tu verdadero intento,
ordena en tu testamento
quemar la tal traducción.
———
Recuérdese que P. Virgilio Marón, al sentirse morir, pidió al emperador Augusto que destruyera el manuscrito de la Eneida, pues aún no la consideraba acabada y digna de pasar a la posteridad.
Habiéndose preguntado al autor qué le había parecido un drama representado en Cadiz y compuesto por el Duque de Híjar, contestó con este epigrama
Grande el número de actores;
Grande el autor, su Excelencia;
grandes los actos, señores,
y más grande la paciencia
de tantos espectadores.
———
El poeta aeronauta
Gil, poeta conocido
por componer mucho y mal,
con arrojo sin igual
hoy en un globo ha subido.
A todos nos ha admirado
ver de Gil la intrepidez,
por ser la primera vez
que en su vida se ha elevado.
———
Un par de variaciones sobre temas clásicos:
A un mal autor que anunciaba su obra
Nos dices que tu librejo
se vende en casa de Bosch.
Que allí se encuentra, es seguro;
pero que se venda, no.
———
A Zoilo
Solo elogias a un autor,
Zoilo, después que se muera.
Hijo, guarda tal favor
para el tonto que lo quiera.
———
Otra tema clásico, la burla de los predicadores:
Del cura de San Blas
Cuando en San Blas hay función
y predica el señor cura,
aunque es mucho lo que dura
ninguno pierde el sermón.
Deleitar es su divisa;
y al ver los fieles atentos
les encaja tales cuentos
que todos lloran de risa.
———
Un par de epigramas contra periódicos adversarios:
De un periódico muy malo y muy caro, titulado "La Gaceta del Comercio"
El papelón que los martes
y los viernes nos espetan
no es "Gaceta del Comercio",
es comercio de gaceta.
———
El suscriptor arrepentido
Arrepentido voyme a confesar;
jamás a delinquir he de volver;
¡Oh buen Jesús! ¿Querrásme perdonar?
De culpa tanta, ¿quién me ha de absolver?
Pues si ningún pecado he de ocultar
decir al confesor he menester,
¡oh Dios mío!, que soy un suscriptor
al "Diario de la Tarde" y al "Censor."
———
"Periódicos serviles y detestables que se publicaban en Cádiz el año de 1812", dice la edición de las obras de Jérica.
Don Pablo era o fingía ser muy misógino. Hoy no podría escribir estas cosas (típicas, por cierto de los ilustrados en cuya lectura se educó):
El ingenio
Es mi Filis instruida,
tanto, que aun sabe callar;
su hermosura es singular
y en todo, todo es cumplida.
Siempre ha salido tener
entre todos gran concepto.
¡Ay! Pero tiene un defecto
grandísimo... que es mujer.
———
Mucho sabe el diablo
A Job el diablo tentó
con tanta solicitud
que los bienes, la salud
y los hijos le quitó.
Mas no puediendo vencer
su virtud con inquietarle,
trató de desesperarle...
y le dejó la mujer.
———
Recuérdese que la mujer de Job le increpaba por su "simplicidad" y le deseaba la muerte.
Del mal el menos
-¡Que sea yo tu marido
pretendes, pérfida Blasa!
¿No sabemos lo que pasa?
¿Ignoro yo que has parido?
-¡Qué mal informado estás!
No te detengas en eso;
pues te juro y te confieso
que fue un mal parto, no más.
———
El repartimiento
Morfeo, el Amor y yo
repartimos una bella;
el Amor prendose della
y el corazón se guardó.
"Tú, Morfeo, llevarás"
dije yo, "sus ojos bellos";
y apoderándose él dellos,
tomé al punto lo demás.
———
O yo soy muy mal pensado, o lo anterior alude a lo que técnicamente sería una violación. Repito que los ilustrados hacían gracias como esta.
Otra obscenidad ilustrada:
La ofrenda
Llevó una vela a Cupido
con ferviente devoción
Manuela en cierta ocasión
para obtener un marido.
Y díjole el dios: "Manuela,
lo tendrás a tu medida;
pero entretanto, querida,
sírvete aún de la vela."
———
Y aún otra:
La muchacha esquiva
¡Qué buscas aquí? ¿Qué quieres?
Retira una y otra mano.
¡Bribón! Como eres cristiano...
¡Jesús!... qué pesado que eres.
Tu arrojo me tiene muerta...
¿Si vienen? ¡Voy a llamar!
No puedo... Chico, al entrar,
¿has cerrado bien la puerta?
———
Volvamos a una misoginia más llevadera:
La resignación
Es Dionisia una mujer
muy apuesta, muy hermosa;
pero ingrata y desdeñosa
sin que más lo pueda ser.
Esta, pues, ingrata bella
no me quiere, ¡oh crueldad!
Pero también es verdad
que yo no la quiero a ella.
———
Aviso oportuno
¿Sabes, Juan, puesto que vas
tras de Inés, si has de alcanzarla,
que cuesta mucho lograrla
y haberla logrado, más?
———
La nueva Penelope
Por ganar fama de honesta
vive todo el día Cloe
retirada del comercio
peligroso de los hombres.
Más sucede a esta muchacha
lo mismo que a Penelope:
todo cuanto hace de día
lo deshace por la noche.
———
El uso hace maestros
Muy bien habla Sinforosa
y que la palma le den
en eso pide orgullosa.
Mas no es mucho que hable bien,
pues jamás hace otra cosa.
———
Don Pablo era escéptico en lo relativo al amor romántico:
¡Lo que puede una pasión!
En un salón hacia el mar
se hallaba desesperado
Gil, amante desdeñado,
y se quería matar.
En esto, perdido y ciego,
le dio de ahogarse tal gana
que abrió al punto una ventana...
y la volvió a cerrar luego.
———
La cita
Acudiendo muy exactos
a un bosque Blasa y Colás,
-Júrame, pues -dijo Blasa-
eterna fidelidad.
-Sí, bien mío, te la juro
-respondió tierno el zagal-
-Mas, ¿dentro de cuántos días
se acaba la eternidad?
———
Aún más escéptico se muestra en lo relativo al amor conyugal:
Receta para dormir
Viendo la Madre de Amor
que su niño no dormía
y temiendo se moría,
se lamento con dolor.
A los dioses acudió;
mas poniéndole Morfeo
en el lecho de Himeneo,
al momento se durmió.
———
Himeneo es el dios del matrimonio. El lecho conyugal mata la pasión, parece querer decir el buen don Pablo. Él, por su parte, engendró de su esposa cuatro hijos.
El amor todo lo vence
De Felicia enamorado
ha vivido don Ramón,
con tan pura inclinación
que con ella se ha casado.
Se quieren; y tan de gana,
que han podido convenir
en que solo han de reñir
tres veces cada semana.
———
Réplica oportuna
-Ha dado en decir la gente
que con la bella Leonor
casáis vuestro hijo menor.
¿Es verdad? -Es evidente.
-Pues le falta todavía
algún juicio. -¡Voto a tal!
Si lo tuviera cabal,
¿pensáis que se casaría?
———
Más propaganda matrimonial, esta vez en una octava real:
El casamiento a la moda
-¿Quieres casarte, Fabio? -No, señor.
-Hay una niña... -Más que hubiera tres.
-Vamos, quizás le cobrarás amor.
-¡Ya va! -Tiene quince años, pero es
de juicio y de talento superior.
-¡No la quiero, no! -Mira que mi Inés
es hermosa... Si quieres le daré
cien mil ducados -¿Sí? ¡Me casaré!
———
Por supuesto, los cuernos son un tema abundantemente tratado:
De un pintor, cuya mujer era muy coqueta
Marcos, pintor afamado,
habiendo imitado un chivo,
se jactó de haber sacado
los cuernos muy a lo vivo.
Y, mirándole a su frente,
dijo uno: "Tiene razón;
es un pintor excelente.
¡Qué parecidos que son!"
———
De un perro y su amo
Volviendo de un viaje Agudo,
se adelantó, cual solía,
un perrito que tenía
y se llamaba Cornudo.
-Aquí está el Cornudo, madre.
-gritó un hijo. -Ya lo veo,
-dijo ella- por lo que creo
que no está lejos tu padre.
———
Diana y Acteón
Diana, cazadora y diosa,
en ciervo a Acteón convirtió
con venganza rigurosa
porque en el baño la vio.
Los que contemplen sus astas
con razón decir podrán:
Si ponen cuernos las castas,
las que no lo son, ¿qué harán?
———
Diana era la diosa de la castidad.
El marido prudente
-Como estábamos ausentes
has de saber, caro esposo,
que nos trataban las gentes
del modo más injurioso:
que había parido inventan
dos gemelos, ¡qué maldad!
-Hija, yo de lo que cuentan
solo creo la mitad.
———
Ingenuidad de Isabel
Quejándome de Isabel
cuando con Blas se casó,
mi lengua se desató
y la llamaba infiel.
Y ella, en tono suplicante,
me dijo: -¡Jamás lo he sido!
Mas, si te agrada, querido,
lo seré de aquí adelante.
———
No pueden faltar epigramas contra los médicos:
A un médico que desafió a un tercianario
Advertid, señor Mallorca,
que si le diereis la muerte
con la espada, vuestra suerte
será morir en la horca.
Siendo doctor, ¡buena gana
tenéis de desafiarle!
Aguardad para matarle
a que le dé la terciana.
———
Los "tercianarios" son los que padecen de "fiebre terciana" (malaria) por cuya causa sufren de frecuentes episodios febriles que duran unos tres días.
De un verdugo que había sido médico
Fue mal médico Gaspar
y es buen verdugo; no es mucho
que en el oficio esté ducho,
pues al fin todo es matar.
———
A una inconsolable
Pues dices, bella Leonor,
que es sola la muerte el medio
de consolar tu dolor,
si has de usar de ese remedio,
que venga a verte el doctor.
———
O contra los jueces:
El juez ingenuo
-¡Callar!- dijo un magistrado
al oírse un gran ruïdo
en la sala del juzgado.
-¡Por Dios que estoy aturdido!
Diez causas he sentenciado
sin haberlas entendido.
———
O contra los abogados:
Justa reconvención
Dos marranos han robado
a Vicente, y forma queja;
reclamándolos se aleja
del asunto su abogado.
Cita griegos y romanos,
y le dice el buen Vicente:
"¡Dejad en paz a esa gente,
por Dios, y por mis marranos!"
———
O contra los jorobados (jorobada, en este caso):
Estando cosiendo en Burdeos dos señoritas, una de ellas jorobada...
De las dos que están cosiendo
para las bodas aprisa,
una se llama la Nena,
otra se llama la Nina.
Siendo militar el novio,
cualquiera al verlas diría
que debe de ser la novia
la que lleva la mochila.
———
"... me incitó un amigo a que dijese algo acerca de ellas en verso; y compuse el siguiente epigrama", es el encabezamiento completo. Si fue improvisación, no está mal.
Aquí se burla de un estéril:
El matemático
No teniendo hijos García,
matemático excelente,
su triste mujer decía
al elogiarle la gente:
"Yo no sé cómo ha logrado
tan grande reputación
estando tan atrasado
en la multiplicación."
———
Aquí se burla de un tal Lara, que parece se quedaba con lo que recogía con píos pretextos:
A San José
Milagroso carpintero,
pues sois padre de mi Dios
y suponer debo en vos
un carácter justiciero,
que deis un gran golpe espero
un día de estos a Lara
con un formón en la cara
si os sisa vuestro dinero.
———
Este Lara especulaba con una imagen de San José que tenía en la entrada de su casa, dice la edición de las obras de Jérica.
Quintilla. Habla el tal Lara
Cuando mayordomo fui
de la Virgen de la Estrella
del dinero que cogí
la mitad fue para ella
y la mitad para mí.
———
Aquí se burla de un general, no sé si real o imaginario:
A un jefe cojo y manco que huyó en una batalla
El suceso ha demostrado
que no es en parte verdad
lo que de tu manquedad
y cojera han propalado.
Pues vemos que al ser batida
en Uclés tu división,
si fuiste manco en la acción,
no fuiste cojo en la huida.
———
Un par de ingeniosidades varias;
La respuesta merecida
-¿Vuelves de la corte, Aznar?
Yo estuve gran temporada.
¿Qué dicen de mí allí? -Nada,
y lo debes celebrar.
———
De un ratero muy diestro
Juega de manos Tomás
con sutileza asombrosa,
cual no se verá jamás:
si él llega a ver una cosa,
su dueño no la ve más.
———
Algunos epitafios
A un gran perezoso
Aquí yace un perezoso
que al acabar la jornada
dijo: "¡Voy a ser dichoso!
Ya no tendré que hacer nada."
———
A un abate petimetre
Yace aquí al abate Lara,
a quien la muerte causó
su doncella (cosa rara)
que al descuido le tocó
con su abanico la cara.
———
A uno que solía hablar muy poco, y murió sin sacramentos
Víctima de la ambición,
yace aquí Bruno Aguilar,
que fue siempre callanchón
y tanto, que por no hablar
ha muerto sin confesión.
———
Al Marqués de Villapanés
Aquí yace un caballero
que en tiempo de paz o guerra
siempre se ciñó su espada
y a nadie mató con ella.
———
Otro epigrama, el único quizás en que Jérica se muestra liberal (esto lo suele reservar para sus fábulas y cuentos):
Ocurrencia de Maquiavelo
Al mirar que un reyezuelo
un gran palacio labraba,
un súbdito lo admiraba
y le dijo Maquiavelo:
-Sin duda su pretensión
es que sirva de cuartel,
y os quiere poner en él
a todos de guarnición.
———
Corren por las antologías estos dos epigramas, pero he de confesar que no entiendo el chiste; los antólogos deben de ser más largos que yo. Supongo que aluden a algunos enemigos de don Pablo.
A Santa Rosa de Lima
Como palma prodigiosa
tu santidad, Santa Rosa,
en todo el orbe se estima,
por ser cosa portentosa
haber una Santa en Lima.
———
La niña timorata
"¡Que venga mi confesor!",
dijo, estando enferma, Inés.
Preguntáronla: "¿Quién es?"
Y añadió: "Fray Salvador."
Así que se le llamó
dijeron en el convento
iría; pero es el cuento
que ha diez años que murió.
———
He aquí un cuentecillo:
El novio y el capuchino
Cierto joven que a casarse
gozoso se preparaba,
a los pies de un capuchino
se arrodilló una mañana
y le rogó muy humilde
que sus culpas escuchara.
Confieso, dijo, que quiero,
que idolatro a una muchacha;
pero todo está dispuesto
y hoy mismo, padre, nos casan.
Contole otros pecaduelos
el novio, muy a la larga,
y el fraile tomaba polvos
sin chistar una palabra.
Mirando ya, por su parte,
la confesión acabada,
dicho ya el ego te absolvo,
extrañando le dejaba
escapar tan bien librado.
Antes de volver a casa
dijo el penitente: Padre,
¿no me manda rezar nada,
ni hacer otra penitencia
que mis culpas satisfaga?
A que contestó mi fraile,
componiéndose las barbas:
¿Qué más penitencia quiere?
¿No me ha dicho que se casa?
———
Por último, reproduciremos aquí una de sus fábulas, quizás la más conocida. El verso pentasílabo la dota de especial vivacidad.
El ratón dentro del queso. Fábula
Mientras en guerras
se destrozaban
los animales
con justa causa;
Un ratoncillo
-¡qué bueno es eso!-
estaba siempre
dentro de un queso.
Juntaban gente,
buscaban armas,
formaban tropas,
dban batallas.
Y el ratoncillo
-¡qué bueno es eso!-
siempre metido
dentro del queso.
Pasaban hambres
en las jornadas
y malas noches
en malas camas.
Y el ratoncillo
-¡qué bueno es eso!-
siempre metido
dentro del queso.
Ya al enemigo
se ve en campaña:
¡Al arma todos,
todos al arma!
Y el ratoncillo
-¡qué bueno es eso!-
siempre metido
dentro del queso.
A uno le hieren,
a otro le atrapan,
a otro le dejan
en la estacada.
Y el ratoncillo
-¡qué bueno es eso!-
metido siempre
dentro del queso.
Por fin lograron
con su constancia
sin enemigos
ver la comarca
Y el ratoncillo
-¡qué bueno es eso!-
metido siempre
dentro del queso.
Mas, ¿quién entonces
lograr alcanza
el premio y fruto
de tanta hazaña?
El ratoncillo
-¡qué bueno es eso!-
que siempre estuvo
dentro del queso.
———
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